Phalaborwa

Miércoles 15 de Febrero

Saco el Ferrari de boxes e intento llegar a la oficina. Para ganar tiempo no he desayunado, ya que conociéndome soy capaz de aparecer en Bostwana. La verdad es que al final se me dio mejor de lo que me esperaba y solo di un pequeño rodeo. Al Ferrari no le funcionan las marchas (levas) que están en el volante, y tengo que cambiar con la palanca de cambios (que hortera, ¿no?) y la cosa es que esta todo al revés menos las susodichas marchas, así que 3 de 4 veces arranco en 5ª….

Bueno, al caso. Voy 30 minutos a la ofi y de ahí al aeropuerto. Avioneta de unas 15 personas rumbo a Phalaborwa, al Noroeste de Jo’burg y justo en la entrada del Kruger Park http://www.krugerpark.org Las vistas son alucinantes, entre nube y nube se ven infinitas extensiones de sabana. Tierra roja, arbustos y árboles bajos. Relieve casi llano por completo.

Allí teníamos que ver a un cliente, así que no me llevé la cámara para no parecer más pardillo de lo que ya parezco por aquí (lo digo por la cara de turista que llevo a todas partes). Comimos al pie de un campo de golf increíble, donde un cartel reza : “el club no se hace responsable de los ataques de los animales a los jugadores" Y es que amigos, tal cual que los "big five" : elefantes, leones, rinocerontes, búfalos y guepardos se pasean a sus anchas por ahí, tanto por el campo como por los terrenos de la mina y de la fundición de los señores clientes.

Hoy desgraciadamente no vimos ninguno. De lo que si había en grandes cantidades eran simios. No se que tipo ni raza (Babunes o algo así, yo que sé) Así que en todas las puertas hay que apretar botones para que los monos no entren en las oficinas… Surrealista.

Volveré dentro de dos semanas, provisto de cámara. No os preocupéis. El plan es coger uno de esos Land Rovers como el que tiene Nick Dundee en los Territorios del Norte, entrar en el parque Kruger y poner una mesa para cenar en medio de la sabana. Lo que puede que pase es que la comida seamos nosotros…

El viaje de vuelta si que ha sido una experiencia. Atardecer rojo en el horizonte y a 200 metros del micro Jumbo tormentas eléctricas, con rayos y centellas iluminando las negras nubes. Ni museos, ni torre Eiffel, ni café con leche. La naturaleza es simplemente insuperable.

Por cierto, aquí a la gente no le gusta el sol y sigo del color de la leche condensada. Yo les invito a conocer París en invierno... y en verano...

Buenas noches a tod@s