Zimbabwe
Sigo con mi apretada agenda de viajes antes de volver a España. Esta vez voy a viajar yo solo y lo hago a una de las maravillas del mundo, las Cataratas Victoria, formadas por el Great Reef en el río Zambezi en la frontera entre Zambia y Zimbabwe por un lado, y por otro, el Parque Nacional de Chone en Bostwana.
Aterrizo en Zimbabwe a medio día y lo primero que me sorprende es lo fácil que es obtener la visa. Puedes pagar en casi cualquier moneda del mundo menos en la local, de la cual nadie quiere saber nada. Zimbabwe tiene el record de inflación este año, alrededor del 1,700% y el cambio viene a ser en el mercado legal 250 Dólares Zimbabwe = 1 USD Dólar, en el mercado negro, los verdes se pagan a 1000. Por cierto, los billetes tienen fecha de caducidad… de un año!!
Llego al hotel, me refresco un poco y enseguida estoy con mi guía visitando las cataratas. Simplemente impresionante. Nunca había visto una foto de las mismas ni había leído mucho sobre ellas, pero cuando llegue allí, simplemente me quede si respiración! Pese a que la temporada de lluvias lleva solo un mes y el río no lleva tanta agua como debería de llevar, las vistas son increíbles. También el hecho de que no haya una sola nube en el cielo y el hecho de que no vea a un solo turista más paseando por allí, ayudan a crear todo esa suma de sensaciones de las cuales la que más brilla es el estremecimiento. Las fotos, realmente, no les hacen tanta justicia.
Vistas de las cataratas desde Zimbabwe a Zambia (con menos agua, debido a una ligera pendiente y a las escasas lluvias en el Congo) :
Miércoles 6 Diciembre - a.m.
- Raffting en el rio Zambezi -
Me levanto prontito por que hoy toca una día duro, un día de lucha. Raffting en el río Zambezi, el segundo mejor catalogado en el mundo. Tiene 23 rápidos, de los cuales de los 10 primeros, el más fácil es categoría 4, el más difícil es categoría 6, la máxima. Yo, por razones de agenda, solo haré los 10 primeros, los mejores.
Primero el típico safety breafing, del que más tarde me alegraré haber estado escuchando con atención. Después, hay que descender unos 100 metros por una empinada ladera hasta el río, subirse en las lanchas y practicar algunos movimientos, de nuevo otros consejos de seguridad y a remar!!
Los dos primeros rápidos son bastante divertidos y pasan sin más por menores. En el tercero, pese a ser uno de los considerados como “fáciles”, tenemos un problema. En menos de un segundo me encuentro en el agua. No se como he llegado hasta aquí. Abro los ojos y solo veo agua turbia a tremendas velocidades. He notado un fuerte golpe en la cabeza. Intento salir para respirar, otro golpe en la cabeza. Levanto las manos y toco el fondo de la lancha; Mierda, que mal rollo, estoy en el lado del mundo donde precisamente no quería estar… me acuerdo de las instrucciones de seguridad y mantengo la calma, me sumerjo un poco, intento bucear y vuelvo a levantar las manos. Otra vez la lancha encima mío, oh, oh , oh, tengo muchas ganas de respirar!! Otra vez me vuelvo a sumergir, levanto las manos y… nada!! Libre!! Respiro hondamente. Alguien me da la mano y estoy de nuevo en la lancha. Todo ha pasado posiblemente en menos de 4 segundos, no lo se, quizás menos, quizás más… pero menuda aventura!! Tengo que decir que llevaba casco y salvavidas, que en el raft lleva un maletín de salvamento, que en todo momento nos escoltan varios Kayacks de apoyo y que en la orilla hay siempre gente con cuerdas listas para ser tiradas.
Después el rápido numero 4 y nada más pasarlo, el numero 5. Este se llama Starway to Heaven y es el primero de categoría 5, allá vamos. Se ve una gran roca en el medio y detrás dos grandes olas, estos son de los que el guía te dice: remad fuerte y cuando el raft se empieza a meter en la ola, agacharos y sujetaros a la cuerda, y rezar. Nadie se cae y disfrutamos como enanos a la merced de las aguas blancas. Cuando salimos del rápido, todo son gritos de júbilo y aplausos. Los siguientes rápidos son bastante divertidos, pero antes del numero 7, nuestro guía se empieza a atar bien fuerte el salvavidas y empieza a hacer señas y hablar en Ndebele (una de las lenguas locales) con todo el sequito de seguridad. Este tío tiene una maldad pensada y todos lo sabemos… remamos con fuerza y en la primera ola el raft se ladea y caemos todos al agua. Esta vez caigo mejor y enseguida estoy respirando, veo a los demás flotando cerca mío, nos miramos, y sin decirnos nada decidimos dejar el raft atrás y bajar lo que queda del rápido a cuerpo, dejándonos llevar por la corriente y el meneo de las olas… una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida, inolvidable.
Llegamos al rápido 9 y esta vez hay que bajarse del raft y hacerlo caminando. Es de categoría 6 y aquí nadie se quiere hacer responsable de lo que pueda pasar. Me parece una sabia decisión, sobre todo cuando el rápido se llama “comercial suicide”. Solo algunos kayacks de seguridad lo bajan y es increíble, todos desaparecen durante una par de segundos para volver a aparecer unos cuantos metros más adelante.
Rápido numero 10, comida y para mí, fin del viaje. Quien me iba a decir a mí que ahora tocaba lo peor del día, salir del cañón del río trepando por una ladera unos 150 metros para arriba. Aun hoy, casi 5 días después, tengo agujetas en las piernas y agua en los oídos de las caídas. Una buena manera de no olvidar.
Miércoles 6 Diciembre - p.m.
Por la tarde el plan es más tranquilo, mucho más tranquilo. Consiste en dar una vuelta por el Zambezi en barco a la hora del atardecer, después de lo de la mañana, no me pude parecer más aburrido. Le hago una par de fotos a una familia de hipopótamos y poco más, el resto, disfrutar del aire limpio y del silencio de la selva.
Botswana: Chobe National Park
Hoy voy a cruzar mi frontera número 10 en África, la de Bostwana. El plan es pasar el día en la reserva natural de Chobe, por cierto, Chobe significa “empujar” en kiSwahili. Cruzamos la frontera, una joven canadiense y yo, sin más problemas. Lo primero es dar una vuelta en lancha. Hay hipopótamos por todos lados, dentro y fuera del agua. Al principio es bastante emocionante, pero después de 100 hipopótamos la cosa deja de tener tanto interés… pero cuando ya estábamos de vuelta para comer, una manada de jóvenes elefantes empieza a bajar por una colina hasta el río, con firmeza y sin pausa, sigilosamente. Estamos a escasos meteros de ellos. Primero se refrescan con las trompas y beben agua. Se dejan fotografiar y se ve que están disfrutando del momento. El más valiente empieza a cruzar el río y los demás le van siguiendo. Los hipopótamos les van haciendo camino, nadie le para el paso al verdadero rey de la selva. En el agua, algunos de ellos empiezan a jugar, otros se sumergen y solo asoman la trompa a modo de periscopio. Son unos momentos de auténtico Nacional Geographic.
De vuelta a Zimbabwe sin más contra tiempos y con más sellitos en el pasaporte..
Un coche aparcado en el hotel, es lo que viene a ser el Seat Ibiza de Africa :
Zimbabwe
Hoy es el último día de este viaje tan increíble. En un principio no tenia planeado hacer nada hasta la salida del avión, pero como en la piscina del hotel hacia mucho calor y había algo con lo que siempre había soñado hacer y nunca había hecho y donde además aquí seria un buen sitio para hacerlo, me fui un mostrador de actividades y pedí hora para el siguiente vuelo en helicóptero sobre las cataratas. Y a la hora estaba de copiloto sobre volando el río Zambezi durante unos 15 minutos. Alucinante. No solo la sensación de volar en helicóptero, sino también, como no, las vistas.
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