Por fin un viaje al que me llevo la cámara y saco algunas fotos !!
El viernes intenté salir pronto del laboro, aunque de poco me sirvió si luego voy a tener al jefecin llamándome al móvil a las 17:30…. Y yo al bordo del Corolla modelo taxista al volante. El Ferrari rojo era demasiado pequeño para tan magno viaje.
El viaje en cuestión era a Drakensberg, un parque natural que hace frontera con Lesotho. http://www.drakensberg.org.za/
Teóricamente se tardan 3 horas en llegar allí, pero tardamos 5 por que nos cayó el diluvio universal por el camino. Así que hasta las 22 y tantas no llegamos.
El sitio para dormir era un Backpackers Hostal, vamos, un hostal para mochileros. La verdad es que no estaba tan mal, aunque si es verdad que era un poco peor que los hoteles que suelo ir en la R.D. del Congo y en Zambia, pero para 2 días todo vale, menos la ropa.
Sábado 18 de Marzo
Nos levantamos pronto bajo una espesa niebla. De paisaje poco. Nos juntamos con más jóvenes que estaban hospedados en el hostal, y junto con unos guías bastantes amargaos, nos subimos en las Combys (furgonetas) y en las Bakies (pick-ups) y nos fuimos rumbo a la altiplanicie conocida como Amphitheatre. El hostal esta a 1,000 mts de altura, con los coches del hostal subiríamos hasta 2,100 mts, y el siguiente trecho, hasta 3,100 mts, en el coche de San Fernando.
Aquí se nos ve a todos felices y limpitos antes de saber lo que nos espera. Como se puede ver por nuestras vestimentas, parece que vayamos a subir el Himalaya, pero mas vale ir sobrao que luego falte…
Y bueno, llegamos hasta donde tenemos que empezar a caminar y empezamos a caminar. la visibilidad llega hasta la punta de los zapatos de uno mismo o hasta la espalda del que precede en algunos trozos, si hay suerte… el paisaje es blanco, o blanco grisáceo color niebla. Hace frió y llueve. Los ánimos están del color del paisaje.
Subimos un buen rato por media ladera y un ratín se vio algo más claro lo que íbamos dejando a nuestros pies. Véase foto:
En un momento dado, llegamos a un riachuelo que caía entre dos colinillas. Nos dijeron que por ahí había que subir y por ahí subimos, entre piedras sueltas y torrentes de agua fría bajo nuestros pies, hasta llegar a los 3,100 mts.
Y allí estábamos, en la meseta del Amphitheatre, y allí nos asomamos, con una caída vertical de 1,500 mts y lo único que vimos fue un manto de niebla. Que bueno, ver ese colchón de nubes también fue algo interesante, pero no era lo que buscábamos. Allí comimos nuestro merecido sándwich y huevo duro y nos fuimos hasta la donde empieza la caída de Tugela Falls, que según dicen ellos es la segunda caída de agua mas grande después de las de las primeras, que no me acuerdo bien ahora y son las del Salto del Angel, en Venezuela.
Aquí van una fotillo , para ver si podéis intuir algo :
Y bueno, llego la hora de empezar a bajar. Con la promesa de que subiremos otra vez, pero sin niebla…
Yo, y todos, creíamos que íbamos a bajar por donde habíamos subido, es decir, por el riachuelo entre los dos picos. Pero como en África hay soluciones para todo, bajamos por escaleras…. Y menudas escaleras. Bastante impresionante asomarse y no ver hasta donde había que bajar.
Empecé a bajar de los primeros, por si acaso no me gustaba mucho la aventura y a mi cuerpo le daba por evacuar líquidos sin permiso. Al final no es para tanto, sí impresionan un poco los primeros pasos, por la altura, por las manos que resbalan y por los pies que no encuentran los peldaños, pero a todo se acostumbra uno.
Según íbamos bajando, empezó a asomar Lorenzo. Nada mejor que unas fotos para ilustrar este momento y ver lo que nos estábamos perdiendo a la subida.
Por la noche, merecida Braai (Barbacoa) y merecidas cervezas para recuperar fuerzas. El domingo no sabía yo lo que me esperaba....
Domingo 19 de MarzoDomingo por la mañana y nos levantamos con calma, pero al abrir el ojo y abrir las cortinas…. Solazo y ojo a la vista que nos estábamos perdiendo desde ahí mismo.
Con el sol, nos animamos a buscar planes, unos dicen que bicis, otros que quads. Al final de las primeras no quedaban, y de los segundos ninguno funcionaba. Así que dejamos el hostal a eso de las 10 de la mañana sin rumbo fijo, o eso, inocente de mi, creía.
Después de conducir por encima de suaves colinas, dejar verdes campos de golf a derecha e izquierda y empaparla vista de un paisaje que es simplemente increíble, llagamos a un parking, nos cambiamos de calzado, y empezamos a andar. De nuevo, la ingenuidad me jugó una mala pasada, porque pensaba que la caminata sería de una hora y no de casi 6 como resulto ser. Pero tengo que decir que fue impresionante. El paseo era por el cañón donde discurre el río formado por las cataratas del sábado. En esta foto se puede ver el agua que cae arriba a la derecha.
En esta otro foto, tomada el sábado, sin futuro conocimiento del paseo del domingo, se intuye por donde la senda que tomaríamos.
Tengo que decir que aguantamos la caminata como auténticos héroes, sin ropa para el tema, y con un plátano y un sorbo de agua por cabeza para todo el viaje. Es lo que tiene el improvisar senderismo por paraísos.
Hice cosa de 100 fotos por el camino. Cada dos pasos me impresionaba más lo que veía y el sitio donde estaba. Ahora viendo esas fotos, veo que se quedan cortas, ya que no reflejan el tamaño, la grandeza, la magnitud que se ve con el ojo desnudo, bueno, con lentillas.
Y a las 5 de la tarde ya estaba a los mandos del pesetas rumbo a la civilización, para meterme en la cama y levantarme pronto, prontísimo, el lunes, ya que tenía que coger el avión dirección a mi segundo hogar, Lubumbashi.